
opacado por el intenso color rojo de las rosas que se encontraban al costado del camino, el
viento seco y frío golpeaba su pálido y sedoso rostro , mientras que esos finos y calidos hilos
de luz de luna que se colaban através de los añejos sauces llegaban a sus ojos ahogados en
lágrimas. El silencio que allí habitaba se tornaba una melodía para sus oídos, junto con el
sonar del viento y su inestable respirar.Siguió su rumbo confundida, en medio de la nada, y
en algún momento se sintió inmersa en un mar de sensaciones olvidadas cuando al cruzar la
frontera más sensible de sus recuerdos, sus sentidos se desvanecieron y cayeron más allá del
suelo.