sábado, 24 de abril de 2010

La botella de Ginebra!






“Recuerdo”… no, no… “Ese día, cuando ella estaba frente a”… … No, tampoco, ¿cómo voy a poner eso? No tiene que ser una novela amateur. Me voy a volver loco. Esa oración… necesito esa oración para poder empezar a realizar un tejido que sea entretenido, emotivo, para pensar, pero se me resulta tan difícil. “Era una noche oscura, como todas. Pero esta aun más, esta era especial. Apenas un fino hilo de luz de luna lograba colarse através de los enormes y frondosos Sycamores que adornaban esa escena. Pero sin embargo su sonrisa podía iluminar aquel sendero de sueños amargos y espejos rotos. Aquella noche de insomnio vuelve hacia a mi cada vez que mis recuerdos vuelan através de esa mirada que aun recuerdo con fortaleza, con un animo de melancolía y claro, siempre en silencio”. Creo que ese es el principio más adecuado para lo que quiero contar. Quizá de esta forma mis sentidos se vuelvan rudos, y pierdan un poco de esa tan triste sensibilidad que la mayoría de las veces me hace caer en ese pozo sin fondo donde escondo con vergüenza mis tan profundas heridas. Caminamos toda la noche en medio de un carnaval de palabras sinceras, de miradas sutiles y a la vez desesperadas, si. Y en mi mano, aquella botella de ginebra no paraba de regalarme sonrisas y entonces quise robarle un beso. Quise sentir cual era el secreto que ocultaba detrás de el tono rosa que llevaba en sus carnosos y bellos labios. Sin embargo ella me ignoro, y mi razón se nublo por unos segundos. Como esas mañanas en las que la niebla no te permite ver mas allá de tu ventana. Tome la botella, y lo único que recuerdo fue cuando su cuerpo ya, se tornaba inerte sobre el suelo, sobre ese suelo frío, empedrado, lejano. También recuerdo aquel incesante ladrido de un perro negro, al que amenace con matar, con toda mi furia. Y mis lágrimas, que caían sobre aquel libro de tapa dura que la cartera de la muchacha había dejado escapar. En su portada la foto de un corazón roto y unas naranjas, me despellejaban de a poco y podía sentir la tristeza y el vacío de aquella alma que se me iba de las manos. Y así fue, que en medio de ese océano de incertidumbre tome el libro, y lo abrí. Lo recuerdo como si fuese hoy, el separador con dibujitos de lunas y estrellas marcaba la pagina 23 y en una nota al margen decía: “No quiero morir en una noche de otoño, y no sentir el sutil aroma de las flores que nacen en primavera, las tibias acacias que despeinan mi pelo y el calor del sol sobre mi piel que parece renacer en esta época”.

Fantasia o Realidad? A esta historia, le da igual.



Es casi imposible explicarlo, y ninguna expresión de tristeza creo que comprendería esto que nace y muere a cada instante que pasa, en algún lugar de mí que no logro descifrar. Porque quizá no es tristeza, quizá es una vaga y sutil desesperanza que sostiene mis entrañas y viaja através de mí, hasta inyectarle a mi corazón una dosis de impaciencia y dolor. Me siento medio cansado de que la gente se limite midiendo el tiempo en un calendario, en un reloj. ¿Acaso todo gira en torno al tiempo? Siempre todo se proyecta a futuro, y eso nos hace olvidar que somos seres que vibramos ahora, y que lo demás todo es una ilusión. El frío que abraza mi piel, el nudo que siento en mi garganta y el humo que llega a mis ojos ahogados en una amarga decepción ,de algo que nunca se pudo sostener sobre una base verdadera. Eso me hace sentir vivo, eso me hace sentir capaz de amar, capaz de esperar. Pero la espera te absorbe y te transforma en algo vacío, porque crees que siempre algo te esta faltando. Sin embargo aun puedo respirar, aun mis ojos le dan paso a la luz. Aun mi corazón mantiene viva esa ilusión que a cada segundo juega con mis sentidos, que parecen inmersos en un vaso de agua turbia. Y estoy seguro que esos corazones se miran de costado, pero lo mas triste es ver al mío esperando con un brillo en los ojos, observando como estos juegan a amarse. Esperando que alguna vez su esencia concuerde con la mía en un trazo equilibrado de colores vivos. Cada vez esta más claro como una ilusión puede despertar dentro de uno, esas vagas certezas, que nos engañan. Que nos convierten en esclavos de una primavera que aun no golpea la puerta de nuestros ilusos corazones. Vibramos con la nota ahora, podemos darle vida a lo que queramos. Mientras que en eso creamos. Y lo hacemos crecer, hasta que se convierte en un castillo de ilusiones vagas, que en algún momento con el soplido de un viento fuerte se derrumba. Y ahí es cuando nos encontramos mirando desde abajo, hacia el cielo. Tratando de articularlo de nuevo para sentirnos bien. Pero nos olvidamos de que nada de esto fue real. Es que nada es real, ¿que es real?.

Practicar la paz

Practicar la paz
.es el camino a la utopìa

Sabanas Frìas.

POR LAS NOCHES LIBERO MIS ALAS Y EMERJO DESDE LO PROFUNDO DE UN OCENO DE ROSAS.

Lucy in the sky with diamonds

Lucy in the sky with diamonds
it s so magical.

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